Los
transformadores que bajan el voltaje al valor utilizado por los consumidores.
En
una instalación normal, los generadores de la central eléctrica suministran
voltajes de 26.000 voltios; voltajes superiores no son adecuados por las
dificultades que presenta su aislamiento y por el riesgo de cortocircuitos y
sus consecuencias. Este voltaje se eleva mediante transformadores a tensiones
entre 138.000 y 765.000 voltios para la línea de transporte primaria (cuanto
más alta es la tensión en la línea, menor es la corriente y menores son las
pérdidas, ya que éstas son proporcionales al cuadrado de la intensidad de
corriente). En la subestación, el voltaje se transforma en tensiones entre
69.000 y 138.000 voltios para que sea posible transferir la electricidad al
sistema de distribución. La tensión se baja de nuevo con transformadores en
cada punto de distribución. La industria pesada suele trabajar a 33.000 voltios
(33 kilovoltios), y los trenes eléctricos requieren de 15 a 25 kilovoltios.
Para su suministro a los consumidores se baja más la tensión: la industria
suele trabajar a tensiones entre 380 y 415 voltios, y las viviendas reciben
entre 220 y 240 voltios en algunos países y entre 110 y 125 en otros.
Red
de energía eléctrica
En
una central hidroeléctrica, el agua que cae de una presa hace girar turbinas
que impulsan generadores eléctricos. La electricidad se transporta a una
estación de transmisión, donde un transformador convierte la corriente de baja
tensión en una corriente de alta tensión. La electricidad se transporta por
cables de alta tensión a las estaciones de distribución, donde se reduce la
tensión mediante transformadores hasta niveles adecuados para los usuarios. Las
líneas primarias pueden transmitir electricidad con tensiones de hasta 500.000
voltios o más. Las líneas secundarias que van a las viviendas tienen tensiones
de 220 o 110 voltios.
El
desarrollo actual de los rectificadores de estado sólido para alta tensión hace
posible una conversión económica de alta tensión de corriente alterna a alta
tensión de corriente continua para la distribución de electricidad. Esto evita
las pérdidas inductivas y capacitivas que se producen en la transmisión de
corriente alterna.
La
estación central de una instalación eléctrica consta de una máquina motriz,
como una turbina de combustión, que mueve un generador eléctrico. La mayor
parte de la energía eléctrica del mundo se genera en centrales térmicas
alimentadas con carbón, aceite, energía nuclear o gas; una pequeña parte se
genera en centrales hidroeléctricas, diesel o provistas de otros sistemas de
combustión interna.
Las
líneas de conducción se pueden diferenciar según su función secundaria en
líneas de transporte (altos voltajes) y líneas de distribución (bajos
voltajes). Las primeras se identifican a primera vista por el tamaño de las
torres o apoyos, la distancia entre conductores, las largas series de platillos
de que constan los aisladores y la existencia de una línea superior de cable
más fino que es la línea de tierra. Las líneas de distribución, también
denominadas terciarias, son las últimas existentes antes de llegar la
electricidad al usuario, y reciben aquella denominación por tratarse de las que
distribuyen la electricidad al último eslabón de la cadena.
Las
líneas de conducción de alta tensión suelen estar formadas por cables de cobre,
aluminio o acero recubierto de aluminio o cobre. Estos cables están suspendidos
de postes o pilones, altas torres de acero, mediante una sucesión de aislantes
de porcelana. Gracias a la utilización de cables de acero recubierto y altas
torres, la distancia entre éstas puede ser mayor, lo que reduce el coste del
tendido de las líneas de conducción; las más modernas, con tendido en línea
recta, se construyen con menos de cuatro torres por kilómetro. En algunas
zonas, las líneas de alta tensión se cuelgan de postes de madera; para las
líneas de distribución, a menor tensión, suelen ser postes de madera, más
adecuados que las torres de acero. En las ciudades y otras áreas donde los
cables aéreos son peligrosos se utilizan cables aislados subterráneos. Algunos
cables tienen el centro hueco para que circule aceite a baja presión. El aceite
proporciona una protección temporal contra el agua, que podría producir fugas
en el cable. Se utilizan con frecuencia tubos rellenos con muchos cables y
aceite a alta presión (unas 15 atmósferas) para la transmisión de tensiones de
hasta 345 kilovoltios.
Cualquier
sistema de distribución de electricidad requiere una serie de equipos
suplementarios para proteger los generadores, transformadores y las propias
líneas de conducción. Suelen incluir dispositivos diseñados para regular la
tensión que se proporciona a los usuarios y corregir el factor de potencia del
sistema.
Los
cortacircuitos se utilizan para proteger todos los elementos de la instalación
contra cortocircuitos y sobrecargas y para realizar las operaciones de
conmutación ordinarias. Estos cortacircuitos son grandes interruptores que se
activan de modo automático cuando ocurre un cortocircuito o cuando una
circunstancia anómala produce una subida repentina de la corriente. En el
momento en el que este dispositivo interrumpe la corriente se forma un arco
eléctrico entre sus terminales. Para evitar este arco, los grandes
cortacircuitos, como los utilizados para proteger los generadores y las
secciones de las líneas de conducción primarias, están sumergidos en un líquido
aislante, por lo general aceite. También se utilizan campos magnéticos para
romper el arco. En tiendas, fábricas y viviendas se utilizan pequeños
cortacircuitos diferenciales. Los aparatos eléctricos también incorporan unos
cortacircuitos llamados fusibles, consistentes en un alambre de una aleación de
bajo punto de fusión; el fusible se introduce en el circuito y se funde si la
corriente aumenta por encima de un valor predeterminado.
Los
transformadores que bajan el voltaje al valor utilizado por los consumidores.
En
una instalación normal, los generadores de la central eléctrica suministran
voltajes de 26.000 voltios; voltajes superiores no son adecuados por las
dificultades que presenta su aislamiento y por el riesgo de cortocircuitos y
sus consecuencias. Este voltaje se eleva mediante transformadores a tensiones
entre 138.000 y 765.000 voltios para la línea de transporte primaria (cuanto
más alta es la tensión en la línea, menor es la corriente y menores son las
pérdidas, ya que éstas son proporcionales al cuadrado de la intensidad de
corriente). En la subestación, el voltaje se transforma en tensiones entre
69.000 y 138.000 voltios para que sea posible transferir la electricidad al
sistema de distribución. La tensión se baja de nuevo con transformadores en
cada punto de distribución. La industria pesada suele trabajar a 33.000 voltios
(33 kilovoltios), y los trenes eléctricos requieren de 15 a 25 kilovoltios.
Para su suministro a los consumidores se baja más la tensión: la industria
suele trabajar a tensiones entre 380 y 415 voltios, y las viviendas reciben
entre 220 y 240 voltios en algunos países y entre 110 y 125 en otros.
Red
de energía eléctrica
En
una central hidroeléctrica, el agua que cae de una presa hace girar turbinas
que impulsan generadores eléctricos. La electricidad se transporta a una
estación de transmisión, donde un transformador convierte la corriente de baja
tensión en una corriente de alta tensión. La electricidad se transporta por
cables de alta tensión a las estaciones de distribución, donde se reduce la
tensión mediante transformadores hasta niveles adecuados para los usuarios. Las
líneas primarias pueden transmitir electricidad con tensiones de hasta 500.000
voltios o más. Las líneas secundarias que van a las viviendas tienen tensiones
de 220 o 110 voltios.
El
desarrollo actual de los rectificadores de estado sólido para alta tensión hace
posible una conversión económica de alta tensión de corriente alterna a alta
tensión de corriente continua para la distribución de electricidad. Esto evita
las pérdidas inductivas y capacitivas que se producen en la transmisión de corriente
alterna.
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